Necaxa y América empatan, dejando todo a definir en el Azteca.
Por: Luis Garza. Vibrante empate a un gol, en donde tanto rayos como águilas dieron un juego con mucho despliegu...
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Por:
Luis Garza.
Vibrante empate a un gol, en donde tanto rayos como águilas
dieron un juego con mucho despliegue físico e inteligencia, dejando todo pendiente
para la vuelta, que se jugara el próximo domingo en el estadio Azteca.
Como ha sucedido en todo el mundo, el homenaje al triste
accidente acontecido en Colombia, en
donde fallecieron más de 70 personas del club Chapecoense, el estadio Victoria
se solidarizó con esta situación y hubo un momento muy emotivo dedicado a todos
esos guerreros caídos.
Empezó el partido y rápidamente el América intentó adueñarse
del balón, y a base de mucha rapidez por parte de Renato Ibarra y Darwin
Quintero, pretendían crear peligro inminente en la portería de Marcelo
Barovero.
Pero poco a poco, el equipo local aumentó su posesión de
pelota y también generó jugadas de peligrosidad en la parte baja del cuadro
azulcrema, la más destacada, un cabezazo de Manuel Isijara, quien obligó a Moisés
Muñoz a volar y rechazar ese balón. En un alance general del primer tiempo, fueron
pocas las jugadas a enmarcar, ya que el desarrollo del juego se fundió en orden
defensivo.
\Ya en la segunda parte, el equipo del Necaxa se veía más
peligroso y abierto, dispuesto a arriesgar por su condición de local, y no
pasaron ni 5’ minutos y ya tocaban la muestra del América, pero sin suerte
alguna.
Se vivía momentos de nerviosismo, pero el minuto 62’ el
equipo de rayos pegó primero, gracias a una tremenda definición de Gallegos,
quien elevó el balón y lo hizo imposible para Moisés Muñoz.
Pero la felicidad fue poca para los locales, ya que al 66’
en una auténtica revolución dentro del área necaxista, fue William Da Silva
quien empalmó el balón, el cual, fue ligeramente desviado para que Barovero no
alcanzara el mismo y se incrustara en las redes, marcando el 1-1 en la pizarra.
El partido continuó, y ambos equipos se mostraban más
cautelosos y mesurados en su estilo de juego, empezando por los parados tácticos,
ya que tanto Alfonso Sosa, como Ricardo
LaVolpe, metieron al terreno de juego a jugadores de sacrificio. Esto hizo que
el partido se apretara más y nadie se hiciera daño, hasta que el silbante central
decidió terminar el encuentro.