Chicago se niega a morir.

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Por: Luis Garza. El día de ayer era la última oportunidad para el equipo de los Cubs si querían seguir con vida en esta...

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Por: Luis Garza.


El día de ayer era la última oportunidad para el equipo de los Cubs si querían seguir con vida en esta Serie Mundial. A pesar de ir abajo en el marcador el equipo se sobrepuso y mandó la serie a Cleveland para el juego número 6.




El Wrigley Field de Chicago era un hervidero, y los aficionados de los Cubs se dieron cita para apoyar a todo pulmón a su equipo después de ir abajo en la serie (3-1 favor Cleveland). Sabían que una derrota significaría la coronación de los Indians y la caída de su equipo, una derrota que dolería en el alma y continuaría con la llamada “Maldición de la cabra”, la cual los persigue al equipo por más de 100 años sin ser campeones.




Muy temprano en el partido el equipo visitante se iría arriba en el marcador gracias a un home run en solitario de José Ramírez, era aquí donde el fantasma de la cabra Murphy rondaba el parque de Chicago, pero los cachorros, aguerridos como siempre empezaron a hacer su trabajo, específicamente en la cuarta entrada en donde se presentó un batazo imparable de Kris Bryant, el cual impulsó dos carreras más, primero Addison Russell y después  David Ross.

El trabajo elaborado por el pitcher abridor de Chicago, Jon Lester fue muy bueno, pero quien se llevó la noche fue el pitcher cerrador, Aroldis Chapman quien con solo 2.2 innings en el centro del diamante, simplemente permitió un hit y retiró a cuatro bateadores.

Con el resultado final de 3-2 favorable a Chicago, la serie se regresa a Cleveland, en donde el equipo de la tribu busca tan solo una victoria para adjudicarse nuevo monarca de la MLB, mientras que los Cubs necesitan obligatoriamente la  victoria para mandar las cosas al séptimo y último juego.




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