Tomas Boy se volvió loco.
Por: Luis Garza. La noche de anoche el equipo del Cruz Azul consiguió una importante victoria ante los Mineros de Zacatecas en l...
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Por: Luis Garza.
La noche de anoche el equipo del Cruz Azul consiguió una
importante victoria ante los Mineros de Zacatecas en la Copa MX, pero una de
las cosas que más llamó la atención no fueron los goles, las atajadas ni mucho
menos el ambiente del estadio que por cierto tuvo una pobre entrada, no, el espectáculo
lo dio Tomas Boy.
Corría el minuto 64 en el Estadio Azul y la maquina
cementera ganaba plácidamente su partido por marcador de 3-0, pero al instante
de caer el tercer tanto celeste, obra de Joffre Guerron, las cámaras apuntalaron
al Jefe Boy quien dio a conocer otro
de sus famosos pasos de baile. El tipo empezó a moverse de forma grotesca, aleteando
los brazos y flexionado rodillas, punto y aparte las muecas que adornaban su
rostro, unos gestos nauseabundos que a la vez parecían burlones.
Aquí el detalle fue que el “baile” (si es que así se le
puede llamar) fue mal entendido por muchas personas, sobre todo aficionados a
la máquina que se sintieron ofendidas al ver el espectáculo que Tomas Boy impartía
desde la zona técnica. Pero fue el mismo Tomas quien aclaró todo, y comentó que
el festejo fue destinado hacia los medios de comunicación quienes han
cuestionado a los delanteros cementeros al señalar que no saben tocar el balón,
cosa que en el tercer gol se desmintió y por eso el director técnico se mofo de
ellos. ¿Ustedes le creen?
Ya son varios los discutidos festejos que El Jefe Boy ha protagonizado, como
ejemplo solo hay que recordar aquel partido de liga entre Atlas y León en donde
Tomas se puso a bailar de “trenecito” al ver que su equipo empataba el
marcador.
Lo que es verdad es la parcial calma que Tomas Boy se ganó
tras el partido de anoche, ya que durante la semana se estuvo comentando sobre
su posible salida y la incorporación de un nuevo estratega.
Se ve que al buen “Tomy” le gusta el bailongo, así que no
sería mala idea contratarlo para aprender a sacarle brillo a la pista, digo, si es que se nos avecina una boda, quinceañera
o cualquier otro festejo.